FLORIÁN YUBERO
De
la antigua lengua maya: hunab ku, se traduce como "dador del movimiento
y la medida". Se compone de: hun, "único", "solo"; nab, "medida" y
"movimiento" y ku o kub, "dador".
La
civilización del Anáhuac es una sola, por múltiples culturas diferentes
en tiempo y espacio que la representan. De modo que los mayas, nahuas o
zapotecos, por solo citar tres de los más de doscientos pueblos que
existieron antes de la invasión y ocupación europea. De modo que al
poseer una misma “matriz-filosófico-cultural” conocida como Toltecáyotl,
no estamos frente a “diferentes civilizaciones”, es decir, los mayas no
son una civilización en sí mismos, son en cambio, parte de un todo
hermanado que se conoce como Civilización del Cem Anáhuac.
Así
que el concepto filosófico-espiritual de Hunab Ku, "dador del
movimiento y la medida", no es creación única de la cultura maya, en la
lengua náhuatl (lengua franca del Cem Anáhuac por miles de años) se
nombra como Tloque Nahuaque. Así como Chac, que representa la energía
luminosa del mundo simbolizado con el agua, también existe en la cultura
zapoteca con el nombre de Cosijo, y de la misma manera la encontramos
en la cultural nahua con el nombre de Tláloc. Las tres comparten la
misma raíz filosófica-religiosa pero cada cultura la representará
iconográficamente de maneras distintas, pero todas coincidirán en llevar
unas anteojeras y una lengua de serpiente.
La
concepción filosófica de “lo inconmensurable”, de aquella suprema
consciencia o energía primigenia los anahuacas determinaron que no tenía
nombre, ni forma, que era totalmente abstracto e inaprensible para las
limitadas posibilidades humanas. De modo que para el S XVI los españoles
le llamaban “Dios Padre”, Jehová y lo representaban con un anciano
sentado en un trono, sosteniendo en la mano derecha una cruz y en la
izquierda a un globo terráqueo. Los pueblos del Cem Anáhuac, los
anahuacas treinta siglos antes decían que era invisible e impalpable,
como el viento y la noche o le llamaban metafóricamente “Aquél por quien
se vive”. De modo que no podía ser representado, lo que implica que los
anahuacas no eran idólatras. El concepto en lengua náhuatl de “teotl”
no significa dios, aunque así lo tradujeron los primeros misioneros.
Nuestros
antepasados tenían Hunab Ku o Tloque Nahuaque o como le llamaran en las
otras lenguas anahuacas. La concepción de una fuerza única,
inconmensurable, invisible, impalpable e innombrable era su referente
superior en los terrenos de lo divino y lo sagrado. Las diferentes
advocaciones o manifestaciones de esta suprema realidad fueron
representadas de manera simbólica. Estos diferentes simbolismos o
advocaciones de una sola realidad, los misioneros por su corta visión o
su fanatismo les llamaron “dioses”, justificando con esto la
inferioridad de la milenaria religión endógena de los anahuacas, frente
al sincretismo religioso y las múltiples transgresiones que sufrió la
secta cristiana, surgida del judaísmo, al ser adoptada por las
diferentes religiones locales de los pueblos europeos y puesta por Roma
como religión de Estado.
La
confusión surge porque los primeros investigadores han sido
extranjeros, y ellos, siempre nos han “estudiado por nuestras
diferencias y no por nuestras semejanzas”. De modo que ven al Cem
Anáhuac como un “archipiélago en vez de un continente”, y sus “colegas
nacionales” totalmente sometidos y colonizados, repiten sus errores
hasta convertirlos en “la verdad oficial”.
Así
que para los mayas y todos los demás pueblos del Anáhuac, Hunab Ku era
el centro de todo de la galaxia, y a su vez, el corazón y la mente del
Creador, hacia allí y a través del Sol, dirigían su mirada al estudiar
las estrellas. Hunab Ku, es el centro y existían
“esencias” menores. Los tlamatinime y las personas de conocimiento
entendían la integralidad del universo con la Tierra y la vida humana.
Nada estaba separado y todo era complementario. Y existía una
consciencia o “energía” superior que se encontraba en el centro de lo
“inconmensurable”.
Los
anahuacas, sabían que su corazón y su mente están en el centro del
universo y solo a través del Sol podían comunicarse con él. Considerado
el centro de la galaxia y a su vez, el corazón y la mente del creador.
Creador del mundo y del ser humano, construyó el mundo tres veces: La
primera vez fue habitado por genios. La segunda vez por los dzolob, una
raza oscura y siniestra, y la tercera y última por los anahuacas.
Por
alguna razón, aproximadamente en el año 850 d.C. en el auge de su
brillante civilización, partieron de sus ciudades que habían destruido,
quemado y cubierto de tierra o simplemente abandonaron, dejando atrás
soberbias construcciones, observatorios astronómicos, obras de arte,
cientos de monumentos y estelas...y desaparecieron, sin saber cómo
destruyeron, por qué lo hicieron y a dónde se fueron. Se sabe que
dejaron guardianes de sus centros de investigación y estudio hoy
conocidos como “zonas arqueológicas”, y que ellos preservan los valiosos
códices escondidos hasta ahora. Algunos de los centros de conocimiento
fueron repoblados por otros pueblos, pero la mayoría de estos centros de
investigación y estudio fueron cubiertos y muchos de ellos siguen bajo
tierra sin ser “descubiertos”.
Conforme
se descubre el legado de la Civilización del Anáhuac, nos quedamos
maravillados con estos adelantados astrónomos, matemáticos, físicos,
ingenieros increíbles, constructores de monumentos impererecederos;
consideraron los occidentales que poseían una visión superficial e
ingenua del mundo, atrasada y primitiva. A la luz de los descubrimientos
de las culturas anahuacas, percibimos con verdadero asombro que en
algunos aspectos estaban más adelantados que los científicos actuales, y
llevaban una ventaja de casi mil años a las civilizaciones del entorno,
mucho antes que las civilizaciones contemporáneas de su época, los
anahuacas dominaban un sistema numérico Binario Exponencial, con base en
el número 2. Ya 500 años antes de los árabes, utilizaban el concepto
del 0, y su calendario que sincroniza al sol, la luna y la tierra con el
universo, es más exacto que el que utilizamos actualmente. Es más, sus
medidas astronómicas probaron ser tan exactas, que comparándolas con las
medidas tomadas por la NASA (Centro aeroespacial estadounidense) son
apenas diferentes en milésimas de segundo; por ejemplo: Según los
anahuacas, la rotación completa de la Tierra alrededor del Sol es de
365,2420; mientras que la NASA lo mide en 365,2422.
Los
anahuacas mantenían la creencia de que del centro de la galaxia (Hunab
Ku), cada 5.125 años, surge un “rayo sincronizador”, que justamente
sincroniza al sol y a todos los planetas, con una poderosa emanación de
energía.
En
la rotación completa del sistema solar en la galaxia, ellos hacían una
división de dicha elipse en dos, con una fracción cada una de 12.812
años, llamando a la fracción más cercana al centro de la galaxia, Día, y
a la parte más alejada de Hunab Ku; Noche, tal cual se divide en día y
noche en la Tierra. A su vez, dicha elipse era partida en cinco períodos
de 5.125 años: los cuales eran: Mañana, Mediodía, Tarde, Atardecer y
Noche. Según nuestros Viejos Abuelos anahuacas, justamente en nuestro
nuevo milenio, estaremos ingresando en la mañana galáctica, y es marcada
por el rayo sincronizador desde Hunab Ku.
Los
hombres y mujeres de conocimiento nos dicen que el período intermedio
al traspaso, dura 20 años, y ellos lo llaman “El tiempo del No-Tiempo”,
en donde ocurren grandes cambios. Es allí cuando debemos ser capaces de
transformarnos, puesto que será nuestra decisión seguir como humanidad o
perecer en nuestra autodestrucción.
Encontramos
un calendario que abruptamente, finaliza luego de una cuenta de 25.000
años, justamente en el cambio de nuestro milenio. Junto con ese
calendario.
Es
lógico suponer que todo esto puede ser una mera coincidencia, y las
profecías, orientadas hacia personas que nacerían cientos de años
después, pueden ser sólo parte de un mito mal comprendido por los que
han comenzado a descifrar la escritura maya; además su extraña
desaparición, sin dejar rastros, plantea dudas sobre un pueblo que sin
un porvenir conocido en su propio tiempo, anuncia sin embargo, un futuro
a otra fase de la civilización humana. Sus profecías tienen base
científica, y aunque llegan a pocos iniciados llamadas poco perceptibles
aseguran están llegando, pocos saben las casi imperceptibles llamadas
de atención que se están recibiendo y que reciben quien es capaz de
interpretarlos, y que la experiencia demuestran que dichas profecías
están cumpliéndose.
Nuestros
ancestros nos transmiten de hecho un mensaje de esperanza, pues nos
dicen que esta época es el “Final del Miedo”. Si somos capaces de
enfrentar este nuevo destino, podremos sobrevivir como especie y
civilización, pero el tiempo corre y hay que decidirse, la primera
profecía, marca los últimos 13 años, contando a partir de 1999, desde el
momento del eclipse anular de sol del 11 de Agosto (también anunciado
en sus mediciones), en los cuales cada individuo debe decidir sobre la
humanidad; antes del Sábado 22 de diciembre de 2012, será el último día,
según los Viejos Abuelos toltecas.
El
símbolo conocido como Hunab Ku, se encuentra en el Códice de siglo XVI
Magliabecchiano y en la reproducción que hizo Zelia Nuttall. En él se
pinta en una manta y tiene una inscripción que dice “arena y agua”.
Posteriormente fue asociado con la Vía Láctea y el “dios Hunab Ku” por
José Arguelles en 1987 en su libro El Factor Maya, quien cambió el
símbolo a uno circular.
Sin
embargo, el símbolo en cuestión es propio de todas las culturas del Cem
Anáhuac y no solo de los mayas. Está compuesto por cuatro mariposas que
apuntan a los cuatro rumbos de la existencia dispuestas en “pares
opuestos complementarios”, negra con blanca y blanca con negra, es
decir, material e inmaterial, concepto iconográfico que nos presenta
claramente el principio dialéctico del par de opuestos complementarios.
Es
necesario saber que en la mitología tolteca del Anáhuac, los “guerreros
y guerreras de la Muerte Florecida” se representaban con una mariposa
en el pecho. Símbolo que implica que el ser humano es un capullo en
evolución-transformación y que partir de la “Batalla Florida”, los
guerreros salen victoriosos de su capullo convertidos en mariposas que
se elevan en busca del cielo. Podemos ver la mariposa en el pecho de los
llamados Atlantes de Tula, de Coatlicue y del Chac Mol.
En
el centro del dibujo, donde se encuentran las cuatro mariposas surge el
símbolo del caracol cortado de manera transversal, que es el símbolo
por excelencia de Quetzalcóatl y que nos remite a la idea del “soplo
divino que le da consciencia a la materia”.El
símbolo representa cabalmente el principio rector de la Toltecáyotl,
como “el arte de vivir en equilibrio”. (racional ~ intuitivo; material ~ espiritual)
Realmente muy interesante y muy bien explicado. Ahora me gusta más éste simbolo para grabarlo en un buen lugar. http://www.facebook.com/photo.php?fbid=4319820627998&set=a.2805618933902.138811.1061507305&type=1&theater
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